viernes, 24 de junio de 2011

Actividad Nº1

1.) Investiga el nombre  y cargo de los integrantes de la primera junta de Gobierno.

2.)Completa  los mapas de las campañas de 1813 y 1814. Investiga y busca información que necesites en Atlas y en libros de Historia.



3.) Investiga y completa el mapa con el trayecto de ejercito libertador.

La Patria Nueva (1817 - 1823)

El Gobierno de Bernardo O’Higgins

Triunfante el ejército patriota en Chacabuco, el pueblo de Santiago, reunido en Cabildo abierto, nombró en el cargo de Director Supremo a don Bernardo O’Higgins Riquelme. La aristocracia entregaba el poder a la única fuerza que en esos momentos aparecía en condiciones de ejercer la soberanía. Pero, a causa de los excesos cometidos por el Director, molesta por los desaires de que la hizo objeto, seis años más tarde, en otro cabildo abierto, le quitaba el poder.



Personalidad de O’Higgins

Cuantos se han referido a la personalidad de O’Higgins, han destacado la influencia de su ascendencia irlandesa y la hispano-criolla, las cuales le llegan claramente diferenciadas. De aquélla procede la tenacidad de su acción, firmeza de convicciones, entrega al ideal forjado, persistencia en el objetivo propuesto, circunspección de carácter. De ésta, la impetuosidad de sus reacciones, su apasionamiento respecto de las personas, violencia en no pocos de sus actos.

Tales notas se condicionaban a los sentimientos orientadores de su actividad política: fe en la independencia y los beneficios que ella reportaría para mejorar la sociedad con la ayuda de leyes sabias; odio al pasado, a España y españoles; desprecio por la aristocracia; confianza en el americanismo.

Los conceptos de lealtad, honor, deber, moralidad, definen su ética de ciudadano. Voluntad, optimismo, osadía, son cualidades que explican su actuación como soldado.



Pensamiento Político de O’Higgins

Las ideas políticas de O’Higgins se modificaron con el tiempo. A comienzos de la revolución era un convencido del sistema republicano democrático. Discípulo de Miranda, recogió, a través de éste, la filosofía política del siglo XVIII; sin embargo, su ideario no lo formó en la lectura de los tratadistas sino en la experiencia lograda en Inglaterra. Admirador del parlamentarismo inglés, quiso establecer en un principio la democracia y, en tal sentido, se mostró partidario en 1810 de reunir a un Congreso.

Los hechos pronto lo convencieron de que no era posible establecer el sistema por él propiciado: no había tradición política, el pueblo carecía de virtudes cívicas, no existían hábitos arraigados de gobierno democrático. El fracaso de la Patria Vieja, debido más que nada a la rivalidad de grupos familiares y de partido, la anarquía observada en la región del Plata, el contacto con los militares argentinos, monarquistas y autoritarios y el propio ejercicio de mando en la vida militar, lo inclinaron al gobierno personalista. Aunque su pensamiento continuó siendo republicano, hasta el punto de rechazar los planes monárquicos de San Martín, optó por una autocracia patriarcal, fórmula que recuerda los gobiernos del despotismo ilustrado, cuando opinó que:

“Nuestros pueblos no serán felices sino obligándolos a serlo”.


El tipo de gobierno instaurado por O’Higgins fue el de una dictadura de corte civil. En su ejercicio afianzó la independencia al eliminar los últimos restos de ejército realista en territorio continental y al formar la Escuadra Libertadora del Perú. También ensayó política y administrativamente a la nación con la dictación de las Constituciones de 1818 y 1822. Por último, cabe destacar su empeño en transformar la sociedad chilena de caracteres coloniales. Reformas que, al herir los intereses y sentimientos de la aristocracia, provocaron la oposición de esta, con su consecuencia, la abdicación de O’Higgins al cargo de Director Supremo (28/enero/1823).

La Reconquista Española o la Restauración en Chile


La batalla de Rancagua permitió al ejército realista restaurar la autoridad virreinal. Políticamente se vuelve a la situación anterior al establecimiento de la Junta de Gobierno de 1810.

Mientras los más comprometidos con el movimiento emigran a Mendoza, Mariano Osorio, el triunfador de Rancagua, reinstala la Real Audiencia, cierra el Instituto Nacional, creado por la Junta de 1813, e inicia una política de concordia y buen ánimo. Al poco tiempo, sin embargo, impulsado por el virrey de Lima, se vio obligado a actuar con rigor. Creó los tribunales de vindicación, ante los cuales los habitantes debían acudir a testimoniar su adhesión al rey. Pero la medida que provoco verdadera alarma y le enajeno la confianza del pueblo, fue el apresamiento de varios vecinos respetables de la ciudad de Santiago, algunos ya ancianos, acusados de haber tomado parte activa en los sucesos de la Patria Vieja. El traslado de éstos a la isla de Juan Fernández, entonces temido lugar de presidio, causó honda conmoción en la población que vio en este hecho un acto de cruel tiranía.

La política represiva se acentuó aún más con el cambio de gobernador. A fines de 1815, Osorio fue reemplazado por Casimiro Marcó del Pont, quien, asesorado por los Talaveras de la Reina, capitaneados por Vicente San Bruno y ante el temor de una invasión desde Mendoza, donde se preparaba el Ejército de los Andes, creó los tribunales de vigilancia para conocer las denuncias sobre actos desfavorables al régimen.

Por efecto de éstas y otras medidas de represión, se formó un ambiente de delación y represalia, temor y odio. El sentimiento separatista, exclusivo de los sectores sociales altos en tiempos de la Patria Vieja, a consecuencia de las torpezas y excesos cometidos por la autoridad virreinal, prendió en el pueblo; justo en el momento en el momento en que se identificaban las nociones de gobierno tiránico y Rey tirano. El sentimiento de adhesión a la autoridad al modo como se desarrolló en la Colonia, personificada a través del Rey, había muerto.

Como contrapartida, se favorece la llegada del ejército de San Martín, del que se tiene noticia por el guerrillero Manuel Rodríguez, joven inquieto y romántico, audaz enlace entre uno y otro lado de la cordillera, quien con sus correrías provoca desconcierto en el bando realista. En efecto, llegados O'Higgins y Carrera a Mendoza con el resto del ejército, se une a aquél José de San Martín, gobernador entonces de la provincia de Cuyo. Acariciaba éste el propósito de liberar América del Sur. Para ello era necesario atacar el centro de las fuerzas realistas que se encontraba en el Perú. Se dio la tarea de formar un ejército, independizar a Chile y marchar por vía marítima con destino a la capital del virreinato.
Con este fin se organizó el Ejército de los Andes. San Martín y O'Higgins y otros militares destacados, cruzan la cordillera en enero de 1817 y, el 12 de febrero del mismo año, derrotan al ejército realista en la batalla de Chacabuco. Se pone fin al poder de la Monarquía española en Chile y se inaugura la llamada Patria Nueva.

Gobierno de José Miguel Carrera (1811- 1813)


Carrera ejecutó varios actos tendientes a conseguir un gobierno independiente. Adquirió una imprenta. Con ella Camilo Henríquez editó La Aurora de Chile, primer periódico nacional. Tenía como objetivo principal popularizar el pensamiento de Carrera: La independencia Absoluta. Allí se ataca a España, se elogia a Estados Unidos; se niega el origen divino de los reyes y se proclama la soberanía popular.

Carrera dicta el Reglamento Constitucional de 1812. En éste se reconoce a Fernando VII, pero sólo de manera nominal. El propio Reglamento, el carácter de Cónsul de Estados Unidos, asignado a J. Robert Poinsett y la creación de una bandera y escarapela nacional, son indicios de que Carrera quería el derecho del pueblo de Chile a gobernarse por sí mismo.

La orientación separatista de Chile motivó el envío de una expedición militar por el virrey Abascal. El general Antonio Pareja desembarcó en marzo de 1813 en Chiloé; desde ese punto avanzó hacia el norte, engrosando sus filas con efectivos de Valdivia y otros lugares del territorio. Con unos 2.000 soldados tomó la ciudad de Concepción, haciéndose fuerte en la región militar de Chile. La defensa del país la dirigió el mismo Carrera, quien dejo a una Junta (1813) a cargo del gobierno. El enfrentamiento de los ejércitos del virrey y de los criollos inicia las llamadas ‘Guerras de independencia’, las que, atendiendo a los componentes que integran los contingentes cabe, con propiedad, calificarlas de guerras civiles.


Tras un paréntesis en la lucha armada, causado por la firma del Tratado de Lircay (mayo de 1814) por el cual las cosas se retrotraen al año 1810, con reconocimiento de Fernando VII por los criollos y del gobierno existente en ese momento en Chile por peninsulares, se reinicia la guerra, la que finaliza en su primera parte con el triunfo realista en la batalla de Rancagua (octubre de 1814).
El desastre de Rancagua pone término a la Patria Vieja e inicia el período histórico llamado Reconquista Española.